Comentario
El archipiélago filipino consta de siete mil islas. Es lógico que no se pueda hablar de unos modos de vida uniformes a la hora de analizar los pueblos que vivían en esas islas mucho antes de que llegaran los españoles. El conocimiento de los nuevos pobladores hispanos sobre las distintas comunidades indígenas es muy variable y está en función del grado de convivencia y acercamiento que tuvieron. La curiosidad e interés de evangelizadores y soldados se vertió sobre distintas crónicas donde se relata las costumbres y modos de vida de esos pueblos. A través de esas narraciones se pueden entresacar datos sobre la vida de la mujer en esas sociedades, organizadas aún de modo tribal (las unidades tribales eran llamadas barangay), y establecer algunos aspectos comunes.
En general, la mujer filipina conservaba un papel tradicional. Eran las encargadas del mantenimiento del hogar y la educación de los hijos. Ayudaban a los hombres en las tareas agrícolas y desarrollaron los trabajos textiles. Hay dos aspectos sobre los que las crónicas españolas dedican una mayor extensión, tal vez porque era lo que le resultaba más llamativo: las sacerdotisas de las comunidades con creencias animistas y el atuendo de las mujeres.